jueves, 3 de abril de 2014

Violencia de género en Colombia: un problema de salud pública

La violencia de género se ha convertido en un problema de salud pública en Colombia, según los informes de Naciones Unidas. En el primer semestre del año pasado, más de 500 mujeres fueron asesinadas a manos de sus parejas o exparejas y unas 15.000 sufrieron algún tipo de maltrato. El desconocimiento de los mecanismos judiciales  y miedo de las víctimas a tener que empezar una nueva vida y el desconocimiento de los funcionarios de justicia a la hora de aplicar la ley provocan que 9 de cada 10 casos de agresiones queden impunes.

Rosa Elvira Cely, madre de una niña de 12 años, fue víctima de una brutal agresión que conmovió Colombia. Fue agredida física y sexualmente la noche del 24 de mayo de 2012 por dos compañeros de clase. Los facultativos lograron llegar hasta ella después de que la propia Cely diera la voz de alarma al servicio de emergencias de Bogotá. Comentaron después que nunca antes habían visto nada como aquello. Rosa Elvira estaba tirada en el suelo, rodeada en un charco de sangre, desnuda de cintura para abajo y con cortes en las manos.  Fue intervenida de urgencia debido a la gravedad de su estado. Tenía el útero y la pelvis rotos. Sus agresores le introdujeron un palo por el ano. Los médicos se encontraron dentro del cuerpo  hojas y astillas. Después de permanecer varios días ingresada, falleció a causa de una hemorragia interna y de un traumatismo craneoencefálico debido a los golpes.

Los agresores continuaron con su vida normal. Pensaron que Rosa Elvira había muerto en aquel parque de la capital. Mientras estaban en clase, una profesora comentó al resto de los compañeros el estado de Rosa Elvira. Despavoridos, intentaron huir, pero la policía ya los tenia identificados. A pesar de que uno de los agresores fue condenado a 48 años de cárcel, la familia desconfía de un sistema judicial que no es eficiente ni contundente. Un sistema que no dispone de mecanismos de prevención, según la hermana de la fallecida Adriana Cely.

La agresión que acabó con la vida de Rosa Elvira sacó a la luz la situación en la que viven cientos de mujeres en Colombia: cada minuto, 6 mujeres colombianas son víctimas de alguna forma de violencia. Colombia es el segundo país de Latinoamérica en donde más agresiones se producen, sólo detrás de México.

La violencia de género en Colombia se ha convertido en un problema de salud pública, según Naciones Unidas. Los datos, realizados por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, ponen cifras a la situación que muchas mujeres padecen en Colombia: en 2010 se produjeron 51.155 casos de violencia por parte de las parejas o exparejas. En 2011 la cifra se redujo hasta los 51.092. En 2013 la cifra de mujeres asesinadas ascendió a 1.424, frente a las 1.146 de 2012.

Evolución de la violencia. Observatorio de Asuntos de Género.
Evolución de la violencia. Observatorio de asuntos de género.
En cuanto a las violaciones, los datos son espeluznantes. En 2010 se contabilizaron 16.916 violaciones. En el 2011, se produjo un repunte de las agresiones sexuales a mujeres: 18.982 frente a los 3.615 en el caso de los hombres.

Las mujeres de entre 25 y 29 años son las que más agresiones acumulan, un 23%, según los datos presentados por el Observatorio de Asuntos de Género.  El segundo rango de edad más castigado es el de las edades comprendidas entre los 20 y 24 años, un 22%.  La violencia ejercida es muy variopinta: desde golpes con la mano, con objetos, patadas, estrangulaciones, e incluso amenazadas y ataques con armas.

El Fondo de Desarrollo de Naciones Unidas señala que las elevadas cifras se deben al desconocimiento de los mecanismos judiciales de las víctimas, el miedo de las mujeres a quedarse solas, a perderlo todo y a tener que empezar de nuevo.

Vanesa es el nombre ficticio de una colombiana víctima de los maltratos. Tiene 47 años y está casada con un adinerado industrial de Bogotá, con el que ha tenido dos hijos. Las palizas y los insultos empezaron a venir al tiempo que aumentaba la adicción de su marido a la cocaína. Los años le han enseñado a tapar los moratones en el cuerpo y en su cara. Estuvo asistiendo a una psicóloga, pero abandonó la terapia porque le recomendó que iniciara los trámites de divorcio. No se ve iniciando una nueva vida con casi 50 años.  El estudio revela que un 36% de las mujeres encuestadas afirma que necesita de un hombre para poder realizarse, aún a costa de los maltratos. Pero hay otro motivo que explica las elevadas cifras de violencia: ni las leyes ni la justicia funcionan.

En 2008, el Congreso de la República aprobó la ley 1257 que perseguía un objetivo ambicioso: "La adopción de normas que permitan garantizar para todas las mujeres una vida libre de violencia el ejercicio de los derechos reconocidos en el ordenamiento jurídico interno e internacional, el acceso a los procedimientos administrativos y judiciales para su protección y atención, y la adopción de las políticas públicas necesarias para su realización". Pero los datos expuestos revelan que la ley no ha funcionado. Emma López, activista por los derechos de la mujer en la región Caribe y representante en el Atlántico de la Red Nacional de Mujeres, comenta que muchas mujeres se enfrentan a otro problema: “paseo institucional”. Los trámites burocráticos, el desconocimiento de la ley y su aplicación y la falta de dinero provocan que las víctimas tengan que volver con vivir con su agresor.

Milagros denunció a su esposo por las agresiones que sufría. Cuando decidió acudir a la justicia, se topó con la barrera de la dejadez y la falta de mecanismos de actuación. Primero se presentó al Palacio de Justicia de su localidad. De allí la enviaron a la Defensoría del Pueblo. Como en el primer sitio, los funcionarios la remitieron a un tercer organismo, la Fiscalía. Pero ya no tenía dinero para coger un bus y tuvo que regresar a la casa de su agresor. Como la denuncia de Milagros, 9 de cada 10 quedan impunes en Colombia, según Naciones Unidas.

La Red Nacional de Mujeres publicó en diciembre el Segundo Informe de Seguimiento a la Implementación de la Ley 1257. En este informe explica una serie de obstáculos que han llevado a que la violencia contra las mujeres, a pesar de estar penada, no se reduzca.

Los autores del informe lamentan que a la falta de conocimiento sobre la  ley, pero especialmente, a la falta de comprensión sobre su verdadero alcance. Los juzgados de control de garantías no conocen su facultad para ordenar medidas previstas en la ley cuando lo solicita la víctima o la Fiscalía. Las autoridades, a quienes van dirigidas las órdenes de protección, no  conocen las funciones que deben cumplir en desarrollo de la reglamentación de la ley.

En ocasiones, la solución que los funcionarios dan  a las víctimas es que vuelvan con su agresor: no han recibido la formación necesaria. Los autores del estudio inciden en que algunos tratamientos que se dan a las mujeres no corresponden con su realidad y que en ocasiones va contra la propia ley. Es el caso de las mujeres con hijos: la ley protege tanto a la madre y a los hijos, pero en ocasiones la justicia invisibiliza a las  mujeres, según el estudio.

La violación que produjo la muerte de Rosa Elvira Cely se ha convertido en símbolo de indignación popular. Su caso ha inspirado un nuevo proyecto que lleva su nombre y que tiene como objetivo reformular la aprobada en 2008. Su objetivo fundamental es que los femenicidios se incluyan en el Código Penal como delitos que puedan ser castigados con hasta con 50 años de cárcel. No obstante, el proyecto de ley no está siendo tramitado con urgencia que se merece. Mientras se retrasa, cientos de mujeres siguen siendo carne de cañón para sus agresores: desde enero a junio del año pasado, más de 500 mujeres fueron asesinadas y unas 15.000 sufrieron algún tipo de maltrato. Según Enma López, el 99% de los asesinatos podrían prevenirse.

Actitudes hacia el machismo en Colombia.
Un informe realizado por la Presidencia de Colombia y Naciones Unidas 'Toleración social e institucional sobre la violencia basada en género',  ponía de manifiesto unos niveles alarmantes de machismo en la sociedad colombiana. El estudio arrojaba las siguientes conclusiones:

El 46% de las/los jóvenes consideran que el papel más importante de la mujer es cuidar de su casa y cocinar para su familia. Este porcentaje es más alto en aquellos sectores de la sociedad con menos poder adquisitivo, hasta un 51% está de acuerdo con la premisa, y se reduce hasta el 6% en aquellas en donde el nivel de riqueza es elevado: sólo un 6% está a favor de esa afirmación.

“Cuando una mujer es violada, generalmente es porque ella se puso en esta situación”. El 18% de la población está de acuerdo, de los cuales un el 23% de los jóvenes tienen mayor acuerdo respecto a este imaginario.

“En un caso de violación, es necesario saber si la mujer era promiscua y si tenía una mala reputación.” Dos de cada diez personas dicen que sí es necesario (20%). Un 16% asegura que una violación a una prostituta no es una violación.

El 59% cree que mujeres vestidas de manera provocativa se exponen a que las violen. El 36% de los encuestados creen que la mujer debe obedecer en todo a su esposo, así no esté de acuerdo con sus decisiones. Uno de cada diez hombres considera que una mujer debe aguantar la violencia del marido para mantener unida a su familia, el 8% de los jóvenes. Una de cada diez personas justifica pegarle a una mujer cuando ha sido infiel.

La Policía ha advertido que “pese a la reducción en los números, los ataques se siguen presentando constantemente y de formas más escabrosas”. La Red Nacional De Mujeres en su estudio lanzaba una serie de recomendaciones. Una de ellas es la necesidad del aumento el número de mujeres que participan en la política colombiana. Según la asociación, en Colombia las mujeres representan el 51 por ciento de la población, pero sólo un 12% alcanzan los cargos de representación popular. Un porcentaje que se mantiene en las últimas elecciones de marzo a la Cámara y al Senado.

“La solución de la violencia de género y violencia contra las mujeres tiene su raíz en la cultura, eso significa, que tenemos que cambiar la cultura” según Miguel Lorente, delegado del Gobierno socialista para la violencia de género desde 2008 y profesor en la Universidad de Granada.  Pero también de importante es educar y fomentar desde la infancia valores como la igualdad y el respeto, en un país en donde hay aún reductos de una educación machista: “no llore, no sea niña”; “sea machito”; “compórtese como un varón”. El Instituto de Bienestar Familiar “sentenciaba que era necesaria una educación más afectuosa y más responsable con el trato hacia las mujeres”.



La violencia de género en el mundo, en cifras
La violencia es la principal causa de muerte para mujeres entre 15 y 44 años de edad, más que el cáncer y los accidentes de tránsito.
La Comisión de las Naciones Unidas señala que por lo menos una de cada tres mujeres y niñas ha sido agredida física o abusada sexualmente en su vida.
La violencia contra la mujer destroza vidas, rompe comunidades y detiene el desarrollo. Ellas son parte vital de nuestra sociedad.
A escala mundial, se estima que al menos 1 de cada 3 mujeres ha sido golpeada, coaccionada para tener relaciones sexuales o ha sufrido otro tipo de abusos por algún hombre presente en su vida.
Los costos sociales y económicos de la violencia contra la mujer son enormes y repercuten en toda la sociedad. Las mujeres pueden llegar a encontrarse aisladas e incapacitadas para trabajar, perder su sueldo, dejar de participar en actividades cotidianas y ver menguadas sus fuerzas para cuidar de ellas mismas y de sus hijos.
La violencia doméstica tiene un impacto potencial sobre la capacidad futura de los niños para conseguir un empleo adecuado, ya que los niños que vienen de hogares violentos suelen tener escaso rendimiento escolar, en Latinoamérica, la edad promedio de deserción escolar es de 9 años en caso de existir violencia intrafamiliar, contra 12 años en caso de no contar con ella.
2.5 millones de personas son captadas cada año en el mundo para fines de trata (OIT).
2 millones de niños explotados sexualmente en el mundo, según cifras de UNICEF.
120 mil mujeres y niños trasladados cada año a Europa Occidental para ser explotadas/os.
En Estados Unidos, 50 mil mujeres, niñas y niños son víctima de la trata de personas (CIA).
Se estima que en Japón hay unas mil 700 mujeres de Latinoamérica como esclavas sexuales (OEA).
Seguir a @victorernan