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lunes, 4 de marzo de 2013

Una solución real al desempleo

Nada y más y nada menos que 5 millones de desempleados/das, que no parados/das. Un cuarto de la población activa no encuentra trabajo. La mitad de los jóvenes, el futuro del país, están en el paro. Otros tantos se marchan al exterior en busca de oportunidades que aquí se les deniegan. Desde 2008, 3 millones de personas han perdido el trabajo. El gobierno debe admitir públicamente que todas las reformas que ha ido aprobando a punta de decreto ley y en solitario para la creación de empleo han sido en balde. No hacerlo o intentar minimizar los daños demostraría una terrible falta de sensatez y de realidad de un gobierno que cada vez más provoca rechazo e ira en la sociedad, no sólo por los recortes brutales a la sanidad, educación, sino también por los escándalos de corrupción que han ido salpicando al partido y a sus máximos dirigentes. Se debe dar marcha atrás porque el camino iniciado empeorará aún más la situación actual: desempleo, precariedad, desigualdad, y cercenará el futuro de la gente común y corriente, que son los que verdaderamente mueven la economía. La situación actual es insostenible. Por tanto, ya no hay excusas ni prerrogativas que sirvan. Queremos respuestas contundentes y soluciones tangibles, sin cortapisas por parte de las fuerzas políticas. De lo contrario, la cohesión social continuará resquebrajándose todavía más. No hay tiempo ni que perder, ni momento para lamentarse. Es hora de que los políticos se apliquen lo que tanto exigen a los ciudadanos: trabajar.

martes, 12 de febrero de 2013

Los despidos en Radio Televisión Valenciana y Radio Televisión Madrid dejan a 2123 personas en la calle

La dirección de Radio Televisión Valenciana hizo saber la mañana del sábado vía mail el despido de los trabajadores tanto de la empresa como de aquellas que prestan servicios. El Expediente de Regulación de empleo, el mayor de la historia en un medio de comunicación español, dejará en la calle a 1.198 profesionales. 843 ya han sido comunicados. 430 empezarán a abandonar la empresa entre esta semana y el 7 de marzo, y el resto lo harán entre junio y agosto, según ha informado Europa Press.

Algo similar les sucedió a los trabajadores de Telemadrid o el despido de una profesora de la Universidad Rey Juan Carlos que se enteró de su despido por el cajero. En los tres casos, la administración se escondió detrás de la burocracia.


El despido de todos estos trabajadores supone que el 76% de la plantilla se quede en la calle.
Los trabajadores de RTVV culpan al PP de llevar a la quiebra la empresa pública. Y lo dejaron claro desde un comienzo. "El problema no es RTVV sino las actitudes partidistas que la han convertido en un instrumento al servicio del gobierno". Desde Los ojos de Hipatía explican lo que llevó a cadena a la situación de tener que despedir a más de un cuarto de la plantilla.

Durante los primeros años, una plantilla de 400/500 trabajadores eran capaces de sacar adelante un buen número de horas diarias de emisión. Programas que tenían una gran calidad y que disfrutaban de una audiencia nada despreciable. No eran programas caros, aunque tampoco se escatimaba: los de Fulles, por ejemplo, se desplazaron a Argentina para un documental siguiendo los pasos de Blasco Ibánez en aquellas tierras. O los de Oficis, a Guinea, en busca de madereros valencianos.

Los servicios informativos también viajaban mucho, todos los periodistas tenían una maleta preparada y el pasaporte por lo que pudiera pasar. En la primera Guerra del golfo y en la caída del Muro de Belín, hubo equipos allí de Canal 9. Y ni así se quebró. El déficit acumulado en 1995, el año del cambio de gobierno, era perfectamente asumible en aquellos años y los sería también hoy de haber crecido al mismo ritmo. 

Lo curioso es que el crecimiento de la plantilla no ha ido asociado a un incremento de la producción, sino todo lo contrario. Los mismos reporteros que habían recorrido las tierras valencianas y el mundo entero en busca de la noticia o el reportaje, acabaron pasando horas jugando al póker en su sala de espera. Para los informativos, el centro del mundo ya no estaba en Irak o en Nueva York, sino en la calle Caballeros. La de la era Zaplana los convirtió en un gigantesco apéndice de las relaciones públicas de Presidencia, Alfa y Omega de todo aquello que los valencianos merecían conocer. 

En los programas también se frenó la actividad propia. Todos los programas de entretenimiento se externalizaron. Pero no en beneficio de una industria audiovisual valenciana que nació ya asfixiada, sino de productoras de fuera, propiedad de los grandes grupos de comunicación. La programación perdió su identidad valenciana y, con ella, una parte muy importante de su base de espectadores natural. Pero lo más grave es que el coste por hora de emisión se disparó mucho más allá de los precios de mercado de la época. Sin estos excesos en las facturas, aún habría sido entendible contratar fuera de RTVV para completar la producción propia. 

Esta política irracional tuvo sus peores ejemplos en programas de ¨debate político y opinión¨. He entrecomillado porque debate podía haber en lo que no fue más que un desembarco de la caverna mediática. Estos periodistas no sólo cobraban honorarios desmesurados, sino que además imponían a sus propias productoras, que facturaban hasta 10 veces el precio de mercado (y multiplicaban aún más el coste interno de unos medios infrautilizados). Estos carísimos programas no aguantaban por su interés, se solían emitir a deshoras y con unas audiencias alrededor del 1-2%. 

El control por el ente público convirtió la cadena en un circo. El prestigio que los periodistas habían conseguido con la producción de  programas y noticias se fue yendo por el sumidero. La deuda de la cadena fue engrandeciéndose día a día hasta llegar a los 1.136 millones de euros. La audiencia ronda el 4%. Todos los operadores de iluminación, de cámara, los montadores han sido despedidos. 

Los despidos de los trabajadores de Radio Televisión Valenciana siguieron los mismos pasos que los afectados del ERE en Radio Televisión Telemadrid. A los trabajadores del canal público madrileño se les comunicó su despido por burofax después de que los trabajadores intentaran hasta el último día paralizar el despido. Huelgas, manifestaciones, pantallas en negro... actos de todo tipo que no evitaron que 925 trabajadores se fueran a la calle. Del mismo modo que RTVV, los trabajadores comentan que Telemadrid se vino a pique una vez que los políticos metieron su mano.

Antes de su desembarco, la televisión madrileña era un referente televisivo para madrileños. Si bien es cierto que Alberto Ruíz-Gallardón intentó privatizarla, el entonces presidente del gobierno lo impidió. Aún así, Telemadrid mantuvo una cierta independencia frente el gobierno regional. Eran los años en los que los espectadores llamaban a la cadena para que las cámaras cubrieran algún suceso antes que a las propias autoridades. Daba igual donde estuviera la noticia. Ahí estaba un equipo de Telemadrid para dar cobertura, no sólo a lo que sucedía en España, sino especialmente a lo que ocurría en los barrios. Las diversas opiniones tenían cabida en la cadena de los madrileños, porque era de ellos.

Como resultado, entre 1993 y 2003, la cadena tuvo unos excelentes resultados de share, de una media del 17,95%. Programas de éxito como Cyberclub era un referente de programa infantil, A Saber o Tele Empleo. Fueron los años maravillosos de Telemadrid. Hasta que en 2003 llegó Esperanza Aguirre.

El siguiente documento audiovisual, realizado por el colectivo en defensa de la televisión madrileña Salvemos Telemadrid, explica la destrucción del servicio público.


Tal fue la ruina que en 2003, los ingresos de publicidad cubrían el 50% del presupuesto. En 2011 la publicidad cubría el 27% del presupuesto. Mientras tanto, la imagen que los ciudadanos comenzaban a tener de la televisión pública fue empeorando: en 2010, siete de cada diez madrileños consideraba que Telemadrid era un televisión partidista. Además, la cuota de pantalla empezaba a descender peligrosamente: si en 2003 rondaba en el 17,1%, en abril de 2010, la cuota había caído hasta el 8,4%, el peor resultado de audiencia de su historia.

Comparando el caso de Radio Televisión Valenciana y Radio Televisión Madrid una cosa queda clara: que el clientelismo, la corrupción, la malversación de fondos públicos de la mano de los políticos llegó y arrasó. Ahora los trabajadores se van a la calle, pero se quedan los directivos nombrados a dedo.

De la mano de los políticos, se favoreció a las grandes empresas a las cuales se les concedió contratos millonarios por determinados productos a precios desorbitados que, al fin y al cabo, pagaba el contribuyente. Los entes públicos se convirtieron en las mejores herramientas del propaganda del Partido Popular para movilizar a favor al electorado. La libertad de pensamiento y por ende la de expresión estaba limitado al propietario de la imprenta.

Tras el saqueo generalizado, el puntillazo final llegó, primero, en forma de un proyecto de ley que prohibía a las cadenas públicas tener un déficit, lo que abría la puerta a la privatización y, segundo, con la reforma laboral, que no sólo facilita y abarata los despidos, sino que permite la reducción de los salarios. El abogado laboralista de CCOO, Emilio Lillo que está coordinando el recurso de los trabajadores de la Radio Televisión Pública de Madrid contra el ERE, aseguraba en una entrevista a la revista Fundación 1 de Mayo que el gobierno del Partido Popular pretende "desmantelar el servicio público con el despido de la inmensa mayoría de la plantilla sin respetar la garantía de libertad de permanencia de los representantes legales y sindicales". La consideraba un acto de "represión política y tacha la actuación de desproporcionada y fraudulenta, una medida abusiva porque implica la expulsión de la práctica totalidad de la plantilla".

José Angel Jiménez, miembro del comité de empresa de CGT y uno de los despedidos de Telemadrid, relata en una entrevista que El País publicada este domingo que la empresa les hizo un traje a los trabajadores medida para despedirlos. Primero el PP y PSOE legislaron para que las cadenas no tuvieran déficit, argumentando la insuficiencia presupuestaria sobrevenida, lo que abría la puerta a la privatización de las empresas públicas televisivas. Y, a continuación, una reforma laboral. José Ángel cuenta que a pesar que ya están en el paro, han recurrido para anular el despido.

En la misma entrevista, lamenta su situación personal y da a entender que el ERE se ha hecho de un modo torticero "Si hasta han tenido que gastar miles de euros para contratar una consultora privada que les dijera cómo hacer un ERE" Según la plataforma Salvemos Telemadrid, la empresa encargada de realizar el informe sobre el expediente de regulación de empleo masivo, UTE Deloitte-Cuatrecasas, cobró 2.000 euros por cada folio del informe

En total, con el cierre de ambas cadenas, 2.123 personas pasan a engrosar las listas del paro. Hay quienes vulgarmente han dicho de los trabajadores ser los culpables de esta situación y no de los directivos, que llegaron a cobrar 176.000 euros anuales, más que el presidente del gobierno, que la presidenta regional en aquel momento.

Los culpables de la situación tienen nombres y apellidos y deben ser llevados a los tribunales por la estafa de un bien público. ¿Cómo es posible que determinadas personas que destrozaron un bien público, hayan dejado un agujero de casi 300 millones de euros y encima tengan el valor de despedir a 925 empleados?

Es algo que escapa al sentido común. La ciudadanía no puede permanecer pasiva e indiferente ante estos atropellos. Los que destrozaron Telemadrid y RTVV son los mismos que pretenden acabar descaradamente, a cara descubierta y a plena luz del día con los servicios públicos de este país. Hoy fueron los trabajadores de Telemadrid y Radio Televisión Valenciana, pero mañana serán los profesores de la escuela pública y pasado mañana, los profesionales de la sanidad. Y así hasta desmontar el Estado del Bienestar, el gran objetivo del neoliberalismo.

Seguir a @victorernan