martes, 22 de abril de 2014

Amenazas de muerte de la policía después el desalojo de la CSO Escuela Taller de Alcorcón

“Antes de que muera un policía, muere uno de vosotros”

Moratones, cejas rotas, puntos de sutura en la cabeza, brazos fracturados, labios partidos y golpes y contusiones por porrazos… En total: 4 detenidos y 10 heridos. Es el balance médico después de la brutalidad policial que se produjo durante la concentración por el cierre de la CSO Escuela Taller durante la pasada tarde del 8 de abril en Alcorcón. Las imágenes de las lesiones de los heridos bien podrían ser de un atraco o de una agresión, y no de los excesos de funcionarios públicos en un estado que se rige por el imperio de la ley. Los detenidos y heridos durante la concentración de aquella tarde han presentado una denuncia en los tribunales de la localidad, en la que también se incluyen amenazas de muerte por parte de la policía: “antes muere uno de vosotros que un policía”, “quien pise la escuela taller, sale con los pies por delante”.

Cronología de los hechos.

A las 5 de la mañana la Policía irrumpe en la escuela taller para desalojarla. Más de 100 policías entre nacionales, municipales, U.I.P y policías judiciales. Llevaban una orden de desalojo bajo el brazo, aunque los detenidos señalaron que la actuación de la policía fue más propia de un registro por la violencia con la que entraron: llegaron a disparar pelotas de goma dentro, según los detenidos.

A las 10 de la mañana un grupo de personas se concentra en el Centro Unificado de Seguridad y exigen la libertad de los detenidos, que son puestos en libertad a la 1.30 de la tarde. La policía les imputó delitos de desobediencia y resistencia.

Simultáneamente, empieza a moverse en las redes sociales una concentración en apoyo a la CSO Escuela Taller a las 8 de la tarde en la Plaza del Ayuntamiento. Según el comunicado de la CSO, el Alcalde, desde un primer momento, la criminalizó y declaró que va a pondría todos los medios para que esta no se lleve a cabo.

A las 8 de tarde, un amplio despliegue policial blindó a cal y canto el Ayuntamiento y los accesos a la plaza ante la mirada atónita y asombro de algunos asistentes y vecinos. Pocas veces se ha visto el Consistorio de esa manera. Un primer anillo de policías antidisturbios con pistolas de pelotas de goma, con escudos y cascos cortaba el acceso a la plaza e impedían que cualquier persona se pudiese concentrar. Un segundo anillo compuesto por furgones policiales impedía el acceso al Ayuntamiento. El número de concentrados según la CSO Escuela Taller A no superaban las 300 personas. Las amenazas que el alcalde había realizado se cumplieron: la fuerte presencia policial impidió que se llevara a cabo la concentración. La policía identificó a quienes se encuentran allí a la vez que comenzó a dispersar a la gente.

Algunos de los heridos por las cargas policiales. Según el
atestado policial, las lesiones fueron fruto de caídas. 
“Sed de sangre”. No bastó con las identificaciones que vulneran los derechos constitucionales, según el Sindicato Unificado de Policía (SUP) y la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), y la imposibilidad de ejercer el derecho de manifestación. Los antidisturbios tenían que cobrar las agresiones que sus compañeros sufrieron al final de las Marchas de la Dignidad el 22M en Madrid. Uno de los agredidos relató durante la rueda de prensa cómo él y un grupo de las 40-50 personas que se habían marchado de la plaza comenzaron a ser perseguidos por los furgones policiales por la calle Mayor. Contó que se cayó porque uno de los policías le hizo la zancadilla. Mientras estaba en el suelo, un antidisturbio le gritaba que le iban a dar la paliza de su vida.

Otra agredida contó que cuando llegó a la plaza del Ayuntamiento esta estaba sitiada. Al marcharse, se dio cuenta de que la policía la estaba persiguiendo. Aunque había llegado tarde y no pudo entrar, también acabó en el suelo, “humillada y vejada”. Sufrió una fisura en la muñeca al intentar proteger su cabeza de los golpes. Cuenta que un compañero se le abalanzó encima para protegerla, aunque eso no evitó que él se llevara los golpes que la policía le propinó con la culata de la pistola de pelotas de goma.

Esta agredida cuenta que los policías nacionales de la localidad fueron su salvación, puesto que se los llevaron detenidos, lo que los liberaba de las agresiones de los antidisturbios. Otra de las agredidas tuvo también algo de suerte. Los vecinos la recogieron del suelo y la metieron a un bar, que tuvo que cerrar porque un agente de la UIP querían entrar a sacarla. Sus compañeros cuentan que la UIP no quiso llamar al SAMUR y que fue el dueño quien tuvo que llevar a la chica al hospital. Una vez allí le cerraron con grapas las heridas que tenía en la cabeza. Pasó una noche en observación el hospital. Los afectados coincidieron en los insultos y amenazas de los funcionarios públicos: “esto acaba de empezar”, “esto no es nada, dentro de las furgonetas os vamos a matar”.

El uso de violencia policial contrasta con que no hay ninguna denuncia por parte de la policía de agentes heridos ni del Ayuntamiento por destrozos de material urbano. Algo que demuestra qué actitud tenía la gente que se había acercado al Ayuntamiento en solidaridad por el cierre de la CSO Escuela Taller. “Fue una persecución”, aseguraron los heridos.

Desde la CSO Escuela Taller señalan la persecución que han venido sufriendo desde que David Pérez llegó a alcaldía. El 21 de febrero el colectivo denunció que cerca de unos 100 policías entraron violentamente con radiales de gasolina y rompieron puertas y ventanas, a pesar de que no había orden de desalojo. Desde la Escuela Taller alegan que fue un simulacro de desalojo. Añaden también que desde ya hace más de un año la presión sobre el centro ha ido incrementando hasta el punto de las identificaciones aleatorias de personas en las cercanías del centro social, cortes de luz y cacheos. Toda una estrategia que criminaliza los movimientos sociales, sentencian desde el CSO.

En la mañana del 8 de abril, a las 8.34, el alcalde David Pérez agradecía a la policía mediante la red social Twitter su “gran labor” puesto que había puesto fin a “10 años de ocupación ilegal”. Según uno de los heridos, un concejal del Ayuntamiento dijo tras el desalojo que por fin la localidad estaba limpia. Ni foco de violencia ni ilegal. En todo este tiempo los vecinos no han llegado a colocar ninguna multa, según los portavoces de Centro Social Ocupado. La Escuela Taller se encontraba abandonada desde el año 93. Durante estos años ni el Ayuntamiento ni el dueño habían mostrado interés por revitalizar el espacio. Fue en el 2003 cuando el dueño lo cedió debido al estado en el que se encontraba.

Desde esa fecha este edificio ha permanecido ocupado. La escombrera abandonada pasó a ser un espacio abierto de público y a todo tipo de iniciativas vecinales. Si es bien cierto que no contaba con las mejores instalaciones, había un gimnasio, se practicaba boxeo, en los huertos se sembraba comida ecológica. Las charlas, presentaciones de libros, salas de ensayo para grupos de música conformaban un gran abanico de actividades culturales que se ofrecían al margen del Ayuntamiento. En definitiva, era un espacio que ponía por encima el lucro social antes que el económico. 
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